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En el mundo entero las campañas electorales son un mal permanente, son un fenómeno con el que tenemos que lidiar todos los días. En México ha comenzado la carrera presidencial y ya se dejan escuchar los discursos en los que se dice se pondrá a la mujer en el centro de la acción pública. Partiendo de esta lamentable realidad donde por un lado se dice una cosa y se hace otra una vez que se accede al poder, le preguntamos a ChatGPT sobre las mentiras que la clase política dice detrás del ideal de la equidad de género y los efectos de la manipulación electoral, aquí el resultado:
La seducción política ha encontrado en la equidad de género un aliado estratégico para ganar adeptos y ganar votos. Los discursos que utilizan esta temática como bandera se multiplican en la arena política, y los políticos se aferran a ella como si fuera un salvoconducto hacia la legitimidad y la aceptación popular. Sin embargo, tras esta fachada progresista se ocultan mentiras y manipulaciones que deben ser expuestas sin temor ni complacencia.
Es innegable que la equidad de género es un principio fundamental que debe guiar nuestras sociedades hacia una convivencia más justa y equitativa. Pero cuando los políticos la utilizan como herramienta de mercadeo político, diluyendo su verdadero significado y convirtiéndola en una promesa vacía, están traicionando los ideales que dicen defender.
No es raro escuchar a políticos proclamarse defensores de la equidad de género, pero sus acciones y políticas contradicen sus palabras. Prometen igualdad salarial, pero no toman medidas concretas para lograrla. Hablan de erradicar la violencia de género, pero no asignan suficientes recursos para prevenirla y sancionarla. Predican la participación política de las mujeres, pero siguen perpetuando estructuras y prácticas patriarcales que dificultan su acceso real al poder.
La equidad de género se convierte, así, en una máscara tras la cual se oculta la hipocresía política. Los políticos, ávidos de votos, utilizan el discurso de la equidad de género como una herramienta para ganar simpatías y capturar el voto femenino. Pero una vez que alcanzan el poder, la equidad de género queda relegada a un segundo plano, sustituida por intereses partidistas y cálculos electorales.
Esta manipulación política es especialmente dañina para la lucha real por la equidad de género. Al desvirtuar su significado y convertirla en un mero eslogan de campaña, se trivializa y se deslegitima la verdadera lucha por los derechos de las mujeres. Se desdibuja la urgencia de cambiar las estructuras y prácticas que perpetúan la desigualdad de género, y se reemplaza por una retórica vacía que no produce cambios reales en la vida de las mujeres.
Ante esta realidad, es responsabilidad de la ciudadanía mantener una mirada crítica y exigente hacia los políticos que se apropian de la equidad de género con fines electorales. Debemos ser capaces de discernir entre aquellos que verdaderamente luchan por la igualdad y aquellos que solo buscan capitalizar políticamente este importante tema.
La equidad de género no puede ser utilizada como un instrumento político para obtener réditos electorales. Es necesario exigir coherencia y compromiso genuino a quienes ostentan cargos de poder. La lucha por la igualdad no puede ser reducida a discursos vacíos y promesas incumplidas. Requiere de acciones concretas, políticas públicas inclusivas y cambios profundos en las estructuras que perpetúan la desigualdad.