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Gilberto José Morales Gálvez
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Los modelos de seguridad internacional consisten en patrones específicos de la seguridad de los países que son determinados por características propias adquiridas históricamente, por tanto, se requiere de la evaluación de objeto referente, amenazas o peligros, fundamentos y valor del objeto a proteger, medios específicos de acción y responsables de la seguridad (Cardinale, 2018).
Es así como Orozco (2006) y Cujabante (2009) se enfocan en dos momentos históricos particulares para delimitar las transformaciones en los referidos modelos: primeramente, durante la Guerra Fría se consolidaron las perspectivas tradicionalistas, con el poder militar, la búsqueda del interés nacional y un sistema internacional anárquico como sus consignas; posteriormente, en la etapa post-Guerra Fría se incorporan nuevos actores al igual que tópicos inéditos a la agenda internacional de la seguridad de los países.
Semejante a lo anterior, López-Vallejo et al. (2016) clasifica esta discusión en una era wetfaliana y una postwestfaliana, en las que se modifica la visión Estadocéntrica de la seguridad internacional hacia una sumatoria de posibilidades para enfrentar las problemáticas con las particularidades que se deban incorporar al análisis. Tal es el caso de Cardinale (2018) quien manifiesta las desigualdades en el modelo Centro-Periferia, en el que los países pertenecientes a la segunda categoría son considerados como amenazas para los primeros.
Por ende, en el presente artículo se brindará un tratamiento sintético de los puntos clave de los niveles y modelos de seguridad que los cuatro autores estudiados abordan en sus respectivos escritos académicos.
Para ello, Cardinale (2018) alude a los cuatro aspectos que deben considerarse en temas de seguridad: a) Objetiva, cuando no existen amenazas o riesgos materiales; b) Subjetiva, relativa a la percepción de sentirse seguro; c) Estática, con las condiciones tangibles establecidas para estar fuera de peligro; d) Dinámica, donde se engloban los procesos políticos, económicos, sociales, estructurales y culturales para garantizar las condiciones estáticas. Estas aristas permiten categorizar las formas de estudiar los modelos de seguridad internacional puesto que representan la operativización de políticas pertinentes para dar cobertura a uno o varios niveles de seguridad.
Estos niveles de seguridad son producto de la disrupción planteada por la teoría constructivista respecto al realismo, dado que el interés nacional preconcebido por los realistas se desmonopoliza y se redirige hacia la construcción sumado a la defensa de una identidad societal que finalmente se centran en la supervivencia y bienestar del individuo en los enfoques más recientes. Como consecuencia, Orozco (2006) identifica cinco niveles de seguridad internacional:
• Nivel 1: Unidad del Estado, garantizada por la fuerza militar.
• Nivel 2: Estabilidad política, vulnerada cuando la identidad, la ideología y las instituciones nacionales son amenazadas.
• Nivel 3: Seguridad societal, en defensa de los valores y culturales de la nación.
• Nivel 4: Seguridad económica, para asegurar la persistencia material del Estado, así como su población.
• Nivel 5: Seguridad ecológica, salvaguarda del entorno biológico-ambiental necesario para la continuación física de los Estados.
Por consiguiente, los modelos de seguridad internacional pueden develarse mediante la separación de dos visiones: una clásica, tradicionalista, restringida, refractaria, ortodoxa, que propugna los principios del realismo enfocado en un estadocentrismo como objeto referente de estudio; otra expansiva, no ortodoxa, multiactoral y pluritemática, la cual considera otros tópicos y sujetos de referencia distintos del Estado para su evaluación en el tablero mundial (Cardinale, 2018; Cujabante, 2009; Orozco, 2006; López-Vallejo et al., 2016).
Esta dualidad se refleja en la prioridad de los clásicos centrada en preservar la seguridad nacional, es decir, velar por el resguardo de la integridad estatal (anterior y durante la Guerra Fría, abarcando las teorías precedentes a los años 90’s) mientras que los expansionistas trascienden fronteras reorganizando su interés principal en el sujeto y su seguridad (posterior a la Guerra Fría, con nuevos enfoques de seguridad surgidos a partir de los años 90’s).
Por ende, conforme Cardinale (2018) y Cujabante (2009) los modelos de seguridad restringida se enmarcan en enfoques objetivistas estáticos con predilección de satisfacer lo materialista, además de una tajante separación entre lo interno y lo internacional, en el que prevalece la seguridad de lo doméstico.
Orozco (2006), por su parte, afirma que estos modelos clásicos pueden agruparse bajo la denominación de “complejo interdependiente o complejo relacional” que se establece mediante los regímenes internacionales entendidos como “el conjunto de principios, normas, reglas y procedimientos decisionales en torno a los cuales convergen las expectativas de los actores en una determinada área de las relaciones internacionales» (Cujabante, 2009, p.100) y son analizados por los cinco modelos de seguridad propuestos por Orozco (2006):
1) Neoliberalismo, consideran los beneficios absolutos que les puede reportar la cooperación y conciben los regímenes como el producto de la maximización de intereses de los participantes.
2) Neorrealismo, entienden los regímenes internacionales como un producto de las relaciones de poder y los explican bien a partir de hegemonía de una potencia, bien a partir de una determinada configuración de las relaciones de poder.
3) Integración, la idea según la cual la cooperación tecnológica y económica puede generar mecanismos de difusión en las altas esferas de la política, que repercutirá directamente en el sentido de unidad y de seguridad de los Estados.
4) Seguridad Colectiva, en la cual diferentes estados disfrutan de similares condiciones y tienen expectativas estables de relación pacífica entre ellos; están relacionados estructuralmente de tal manera que se reproducen las mismas condiciones de estabilidad y seguridad.
5) Paz Democrática, la tesis central es que el sistema democrático permite las conexiones entre la cultura democrática y la política exterior, de tal manera que lleva a las democracias a resolver sus conflictos por vías más consensuadas y menos violentas que otros regímenes a través de una cultura política (pp.171-172).
En otra perspectiva, la segunda clasificación de los modelos de seguridad nace a partir del giro argumental hacia lo internacional, donde la realidad es dinámica como heterogénea, en una especie de sistema postwestfaliano o westfaliano flexible caracterizado por la difusión del objeto referente de atención: persona humana, los pueblos, las comunidades, el sistema internacional en su conjunto, que certeramente puede organizarse de tres formas: “las relaciones entre Estados; las relaciones no estatales o trasnacionales (aquellas que tienen lugar a través de las fronteras); y el funcionamiento del sistema en sí mismo (cuyos componentes más importantes serían los Estados y las sociedades civiles)” (Holliday, 2002, como se citó en Cardinale, 2018, p.64).
Consecuentemente, los modelos de seguridad expansionistas se configuran a partir de tres características fundamentales propuestas por Cujabante (2009):
1) El Estado ya no es el único objeto de referencia de la seguridad, sino que se debe incluir a los individuos y colectividades, a la humanidad en su conjunto, la gente en general, la biosfera, entre otros; 2) Cualquier análisis significativo de la seguridad debe considerar la importancia de un rango de amenazas mucho más amplio, entre las que se incluyen aquellas cuyo origen se encuentra en la destrucción ambiental, en la vulnerabilidad económica y en la descomposición de la cohesión social y; 3) La responsabilidad de proveer seguridad radica no sólo en el Estado, sino en instituciones internacionales y en organizaciones no gubernamentales (p.104).
Así, Orozco (2006) propone que los modelos de seguridad no ortodoxos son cuatro:
I) Seguridad Global, donde la seguridad de la gente y la seguridad del planeta deberían ser objetivos de una política de seguridad, junto con la seguridad de los Estados; II) Seguridad Societal, defiende la integridad de grupos y de comunidades que comparten valores por encima de los intereses de los Estados o los gobiernos; III) Seguridad Democrática, se postula para preservar la estabilidad democrática de una comunidad política, conteniendo las amenazas que pueden poner en peligro la integridad funcional de una sociedad; IV) Seguridad Humana, se entronca en la persona humana, pues el fin de toda institución debe ser proteger al ser humano de las amenazas a su integridad (pp.173-175).
Finalmente, Cardinale (2018) advierte acerca de los peligros de la policialización de las fuerzas armadas causado por las propias corrientes expansionistas de los modelos contemporáneos de seguridad internacional, al entrometerse con la vida cotidiana de los ciudadanos que forman la nación y el Estado en cuestión, especialmente en América Latina, por lo que recomienda sostener otras visiones más autónomas en beneficio de las necesidades.
Como conclusión, se afirma que una forma lógica de evaluar las políticas y modelos de seguridad internacional consiste en caracterizar sus procesos mediante la presencia o ausencia de cuatro elementos intrínsecos a la formulación: Objetividad, Subjetividad, Estática, Dinámica. A partir de esto, se identifican cinco niveles de seguridad en los cuales pueden tener incidencia estas políticas y modelos, que son: Unidad del Estado, Estabilidad política, Seguridad societal, Seguridad económica, Seguridad ecológica.
De la misma manera, los modelos de seguridad internacional pueden clasificarse históricamente acorde su pertenencia a la teorización precedente o posterior a la Guerra Fría en dos supuestos: 1) Modelos restringidos o tradicionales, focalizados en la perpetuación de la integridad del Estado; 2) Modelos expansivos o no ortodoxos, en los cuales el Estado no es el único objeto referente, el rango de lo percibido como “amenaza” se amplía considerablemente y la seguridad no recae exclusivamente en el aparato estatal sino en instituciones internacionales y organismos no gubernamentales.
Como último punto, los modelos restringidos de seguridad internacional son cinco: a) Neoliberalismo, b) Neorrealismo, c) Integración, d) Seguridad Colectiva, e) Paz Democrática. En contraparte, los modelos expansionistas se conforman por cuatro pilares: I) Seguridad Global, II) Seguridad Societal, III) Seguridad Democrática, IV) Seguridad Humana. Cada uno de los prototipos de seguridad estudiados se enfocan en objeto(s) referente(s), amenazas o peligros, fundamentos y valor del objeto a proteger, medios específicos de acción y responsables de la seguridad.
Referencias
Cardinale, M. (2018). Seguridad internacional y derechos humanos: en busca de una mirada autónoma para América del Sur. Editoriales UAI y Teseo. https://uai.edu.ar/media/110693/cardinale-seguridad-internacional-y-derechos-humanos.pdf
Cujabante, X. (2009). La Seguridad Internacional: Evolución de un concepto. Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, 4 (2), 93-106. https://www.redalyc.org/pdf/927/92712972007.pdf
López-Vallejo, M., Ortega, A., Schiavon, J., y Velásquez, R. (Eds.). (2016). Teorías de Relaciones Internacionales en el siglo XXI: Interpretaciones críticas desde México. Asociación Mexicana de Estudios Internacionales: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla: Centro de Investigación y Docencia Económicas: El Colegio de San Luis: Universidad Autónoma de Baja California: Universidad Autónoma de Nuevo León: Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (2da edición).
Orozco, G. (2006). El concepto de la seguridad en la Teoría de las Relaciones Internacionales. Revista CIDOB d’Afers Internacionals, (72), 161-180. https://www.cidob.org/es/articulos/revista_cidob_d_afers_internacionals/el_concepto_de_la_seguridad_en_la_teoria_de_las_relaciones_internacionales
Guatemalteco, politólogo, docente e investigador
gilmorga@gmail.com