AGENDA SINDICAL | IDEOLOGIZAR O MORIR EN EL INTENTO

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Carlos Carral Hernández

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La ideología es mala, manipula al individuo a través de un conjunto de ideas que nublan su libertad, eso es lo que nos han dicho en torno a las ideas que primero cuestionan y que después plantean algún cambio en la realidad o parte de ella, pero la afirmación tiene 2 problemas: uno, realmente todo aquello que nos moldea como individuos tiene que ver con la ideología, solo que no lo sabemos y dos, si los individuos tuviéramos la posibilidad de ejercer nuestra libertad, definitivamente no seríamos manipulados de ninguna forma.

Todo, absolutamente todo, tiene que ver con la ideología, cualquier sistema de pensamiento en el que estemos involucrados nos lleva a un sistema de valores, que nos dice cómo tazar la realidad, qué aceptar y qué no, qué calificar como válido y qué no, no importa si conscientemente llevamos nuestra vida desde un punto de vista material, espiritual, religioso o completamente científico, detrás de todos estos sistemas, hay un conjunto de valores que nos dicen qué es la realidad y todo lo que ello conlleva.

Creo que de ahí podremos deducir porqué todos los sistemas buscan por todos los medios permanecer, incluso descalificando a los sistemas que son sus detractores y críticos. Los sistemas ideológicos como es de suponerse, no han sido eternos, en algunos momentos fueron críticos de otro sistema ya establecido al que superaron, instaurándose, volviéndose hegemónicos y buscando prevalecer durante el mayor tiempo posible.

En casa sistema ideológico hay alguien que se beneficia, el asunto no es libre y mucho menos objetivo; aunque vivimos en el mismo sistema todos en un momento determinado, no todos pueden hablar de la comodidad y la satisfacción de sus necesidades en el mismo sentido, ejemplo de ello es el propio capitalismo, un sistema en el que la existencia de las clases sociales es innegable.

Cuando hablamos de cambio debemos cuestionarnos cómo se puede generar. En ese afán por decirnos qué es válido y correcto, nos han convencido que los sistemas de partidos son la única vía para la transformación, pero qué tanto puede hablarse de cambio cuando ese sistema de partidos está regido por un marco normativo que no ha cambiado en esencia desde la Roma antigua, cuando ese sistema jurídico que regula la vida pública sigue protegiendo las mismas ideas y al mismo tiempo sigue legitimando a los mismos sujetos, bajo esa circunstancia, se antoja complicado hablar de la posibilidad de que algún gobernante llegue al poder, sea hombre o mujer, cambiando de raíz los vicios que vivimos como sociedad.

La sociedad civil, es decir, todos aquellos que vivimos fuera de la esfera gubernamental, debemos convencernos que en efecto tenemos la capacidad y el deber de hacer política, pues es lo que nos permitirá superar la idea de esperar que sea el gobierno el que nos resuelva los problemas de desigualdad social, cuando realmente la función del Estado es precisamente que las cosas sigan como hasta ahora se encuentran, con algunos cambios, pero manteniendo el sistema con la misma esencia en lo general.

En la visión clásica de la política del sistema ideológico imperante, la sociedad civil no hace política, pues no tiene un mecanismo para acceder y ejercer el poder, como sí lo hacen por ejemplo los partidos políticos, lo que la sociedad civil tiene, es la posibilidad de manifestar sus inconformidades, obligar al estado a modificar algunas acciones y así empujar a que se corrijan los errores que el libre mercado genera en la distribución de la riqueza, pero de intentar ejercer el poder directamente nada, eso no es posible, una postura que legitima no solo la existencia del sistema de partidos, sino que incluso lo hace algo indispensable.

Lo central en esta discusión no es realmente ejercer el poder, cuando menos no formalmente, lo que está en juego es la asignación de valores que justifica y legitima la supremacía de algunos sectores de la sociedad sobre otros, un tópico que al revisarlo y entenderlo, nos lleva a ver que el tema de la ideología es algo serio y no una cuestión superficial.

Cualquier organización si quiere trascender en sus resultados, en el tiempo, ser parte de la construcción de la historia, debe necesariamente ideologizar, claro en torno a su objeto de existencia y un fin deseable a alcanzar, pues no es lo mismo lo que busca una sociedad mercantil, que una cooperativa o un sindicato por ejemplo, de otra forma está condenada a la mediocridad, pero sobre todo a desaparecer, no hay de otra, esa es nuestra naturaleza, la naturaleza material de los seres humanos, donde hay que tener claro el objetivo y hacer lo necesario para que los integrantes de nuestra organización caminen al unisono.

ADENDUM

La semana pasada hablamos de una realidad lamentable, contradictoria, producto de ese sistema de ideas que nos siguen determinando todos los días. En la entrega hubo un error, efectivamente quien absorbió a la Lotería Nacional fue Pronósticos para la Asistencia Pública y no al revés, el error fue pretexto de ataque de algunos que se incomodaron con la columna de opinión.

Otro tema que causó controversia, fue la duda sobre la imparcialidad de la Dirección General de la Lotería Nacional actual, en el proceso de recuento laboral que determinó cuál de los sindicatos preexistentes antes de la fusión de ambas dependencias, debía ostentar la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo, quienes ganaron dirán que no hubo mano negra, los que perdieron dirán que sí hubo trato preferencial, aunque la discusión no es realmente relevante.

Un par de personas acusaron que el texto descalificaba y buscaba afectar a alguien, nuestra respuesta es clara, el texto habla de la ignorancia y tal vez mala fe de la Directora General de la Lotenal, que aun tiene dudas de si debe respetar y garantizar los derechos en proporcionalidad del hoy sindicato minoritario, esto a pesar de que diputados de Morena, han propuesto que en la ley se garanticen esos derechos, algo que como dijimos nos consta, pues tenemos la copia, incluso recibida por la Secretaria del Trabajo Federal, del oficio que la funcionaria envío a la titular de esa dependencia en dicho sentido.

Si los trabajadores han logrado mejorar sus condiciones laborales que bien, si no lo han hecho y se ofenden por cuestiones irrelevantes que mal, es tanto como engañarse y buscar pretextos para cerrarse de ojos a la realidad, eso es lo importante y el verdadero centro de la discusión.

carralhernandez@gmail.com
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Abogado Postulante y miembro de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.

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